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Mostrando entradas de 2021
Ancho mar (canción)
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SERÁ QUE LA VIDA ES AGUA Y EL TIEMPO ES UN MANANTIAL, SERÁ QUE ESTO ES LO QUE SIENTO Y ES PARTE DE MI VERDAD. A VECES ME SIENTO ALEGRE SE ME ENTIBIA EL CORAZÓN COMO AGÜITA DE LA FUENTE CENTELLEO BAJO EL SOL AY, AY, AY ,AY ¿CÓMO SERÁ, SI JUNTAMOS TODAS LAS GOTAS PARA HACER UN ANCHO MAR? (BIS) A VECES ME SIENTO TRISTE Y NO PARO DE LLORAR COMO LA LLUVIA PERSISTE ALGO QUE TIRA PARA ATRÁS PERO ENCUENTRO A OTRAS GOTAS QUE VIENEN A ACOMPAÑAR OJOS EN OTROS OJOS UN LARGO RÍO QUE VA. (Estribillo)
Tigre
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El pasto fresco huele verde, El cielo se cae al río, los barcos se mecen solos con un murmullo tranquilo. Desde la orilla espero, mirando hacia tu ventana, la luz que quedó encendida serpentea por el agua. Colgadas de tu reflejo, se acurrucan las palabras, me piden algún poema y las estrellas se empañan. Sopla el viento y entre las ramas del aromito se esconden los miedos y las tristezas, en las aguas de la noche.
Las manos de mi abuela
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Tus manos, siempre tibias, sanan cualquier dolor con solo tenerlas cerca. A veces me dejas que las investigue, me gusta pellizcar despacito el papel barrilete de tu piel, perfumada de lavandina y rosas. Cuento las pecas como si fueran constelaciones hasta quedarme dormida, acurrucada entre esas manos como un pajarito.
Sendero
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Huele a tarde, túnel verde, crujido de hojas. Una filigrana de ramas deja ver un fondo de cielo. El silencio es un telón de chicharras.Una mulita despierta aturdida por el calor y busca otro lugar para seguir durmiendo. Colgado en las alturas un mono carayá llama a su familia. Las mariposas rojas, naranjas, inmensas nos acompañan por el sendero.
Ojos
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Me quedo colgada de tus ojos tan azules como un buen día. Sus rayos grises, como de bicicleta, invitan. En el ojo izquierdo hay un laguito verde, una isla donde descansar. Me detengo; caramelos de eucalipto, pasto y cielo. Recién ahí, sostenida en ese planeta diminuto, me decido a conversar con tu mirada.
No guardará
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No guardará ni para sí ni para otros eso que se pudre en la alacena, el gusano de la ira, el amor apolillado. Da un paso, luego otro, cabalga cuerpo adentro hasta encontrarla. La voz quebrada pende de un tallo frágil, la ayuda a salir de una buena vez. No desespera, será grito, aullido, hasta poder moldearla como barro y abrace a quien tenga que abrazar. Nunca más, se dice. La palabra encuentra al niño que tiembla de miedo en un rincón, al náufrago que huye del odio, a la mujer rehén, a si misma escondida entre balbuceos. Se levanta junta unas buenas palabras y las rompe contra el silencio amurallado.
En el balcón
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Una mujer en el balcón está a punto de regar sus plantas. En ese mismo instante el plátano de la esquina decide polinizar la cuadra.El polvillo se suspende en el aire y una nubecita pasa por entre las rejas.Regadera en mano, la mujer siente un temblor que comienza desde el pecho, pero termina sacudiendo todo su cuerpo. Unas cosquillas le hacen contorsionar la cara, sus ojos llorosos parpadean fuerte y un impulso como un huracán desde el fondo de la nariz le abre la boca: ¡Atchis! La regadera tiembla al compás y riega malvones y transeúntes por igual.
Sueños
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¿Por qué volaron las tazas de nuestro desayuno? No está la mesa con el mantel a cuadros ni la silla donde me sentaba. ¿Qué es ese olor a tierra húmeda que me envuelve? Dibuja un paisaje que no veo, la neblina insiste en ocultarlo. ¿Por qué me da miedo atravesar lo oscuro? Un espejo me refleja niña, cabalgando en almohadones de lona; escucho una melodía conocida, una guitarra, voces amadas, de fondo: risas, el sonido del mar que viene y va. Nosotros dos jugando a atraparnos, a besarnos tontamente, disfrazados de lo que no somos. No siento el peso de mi cuerpo sobre el suelo. Ni un solo hueso me duele. Huele a azahares la noche... ¿Es de noche?
Higuerón
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A la hora señalada, en lo alto de la ceiba, ahí dejó la semilla, el pájaro en la rama, el universo mezcló las cartas y decidió que así fuera, la semilla de higuerón, por una ceiba anidada. Para el tiempo de florecer, la ceiba y sus maravillas, pétalos blancos y rosas con pequeñas pinceladas. La semilla de higuerón, hace tiempo germinada, ya era un telón de raíces. sobre la ceiba atrapada. Un poquito más de espacio, otro rayo más de sol, bebo un poco de tu savia, que nadie más te mire, solo yo. Así le decía el higuerón a la ceiba que entre sus ramas crecía. Poco a poco sentía que se quedaba sin fuerzas, el higuerón le pesaba enredado entre sus piernas. La ceiba perdió sus flores, sus hojas, sus algodones. Gasto su último latido sin darse cuenta de nada. El higuerón, esa semilla que un día había buscado cobijo, se erguía entre sus despojos, en verdugo transformado.
Mar profundo
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Forma parte de "Juego de amigas" antología. Me da miedo nadar en lo profundo, por eso nado con un ojo atento al borde donde sostenerme, me da miedo bucear entre tus pensamientos: miedo y culpa. He creado un monstruo de mi misma, no me animo a verme en el espejo. Dejo que la vida pase con la inocencia del mar, que se ha tragado viajeros, barcos enteros, pero llega hasta la orilla transparente con su festón de espuma a lamerte los pies. Me aferro a pensar que tu vida es esa que pasa delante mío: ¿Qué comemos?, ¿miramos una peli? ¿cómo te fue en el trabajo? No quiero para vos esta jungla de pensamientos, reproches que saltan todo el día por mi cabeza, deseo con fervor que respires hondo y sientas solo el presente, simple como el aire que silba su canción entre las piedras.
Se acaba el día
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¿Qué será del río, su lámina de plata, su pliegue lejano donde nace el cielo? Corremos para llegar al trabajo, saludamos a los apurones, prendemos la tele, ¡Ay; que se acaba el día! ¿Qué será del humedal, del venado, de la garza, del irupé, del duraznillo? Apenas tenemos tiempo de mirar al cielo para saber si llueve. Cuando se encienden las luces en la calle nos enteramos que atardece. ¡Ay, que se acaba el día! ¿Qué será del monte tejido de ramas de nidos y cantos? Todos tenemos a mano la lista del supermercado, los trámites que se demoran, el tiempo que no alcanza, tampoco el dinero. ¡Ay, que se acaba el día! Un día, por fin, despertaremos, no habrá más río ni humedal ni monte ni cielo de qué preocuparse. ¡Ay, ese día !
Anochece
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Te voy a contar un secreto, algo que me pasa con las ventanas, no de día, porque cuando hay luz miro el cielo y las hormigas, las copas de los árboles, la hoja caída, lo bien que combina un pantalón con su blusa, dos gorriones que conversan, la cuenta del almacén, ¿En qué estaba pensando cuando respondí tal cosa? o cuando me quedé callada o cuando hice lo que hice o cuando no hice nada. Y en esas estoy cuando cae la tarde , en lo oscuro, se encienden luces detrás de los vidrios de las ventanas, figuras borrosas entre colores iluminados, se me aprieta el pecho ,ese es mi secreto, se calla lo que me habla. Dentro de esa casa o esa otra alguien se alivia de haber llegado, tal vez con un sueño , tal vez una charla, el rencuentro con alguien querido, un querer liviano. De una ventana a otra mi angustia es la misma, acá afuera siento la fragilidad de todo, el tiempo tan breve, desnudo, abandonado, los hospitales llenos, alguien que pide auxilio. Apuro los pasos me tropiezo
Idas y vueltas
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Decididos, esta vez, aquella vez, o la próxima, definitiva, así creíamos, pero más tarde, terminaba acompañándote hasta la estación, y mi valija otra vez a casa. Desvalijar el jean el buzo la seguridad, ese peso que nunca termina de desenvolverse. A esperar la próxima vuelta, mientras mi mano sigue saludando al tren que partió.
Herencias
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Entre todos los objetos de esta casa, el sagrado corazón me observa con su mirada de vidrio. Una sola mano, como una Venus de Milo, nos señala. Entre las plantas, se muestra inofensivo, escucho un murmullo de oraciones, las voces de mis abuelos; la gubia vuelve a tallar sus pies, con delicadeza, el artesano moldea su corazón de masilla, un dios de madera en quien no creo, pero, por las dudas en la noche le cierro la puerta y me desligo de cualquier conexión con el misterio.
Siete lagos
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Vamos lejos, vamos, suena tu guitarra y las montañas juegan al fideo fino con el auto, me marea la línea que suelta el asfalto ondula bailarina. Donde termina todo, una curva asoma lo que tiene de maravilla, el sol danza en el lago, nos reímos, azul, verde, azul, azul, el paisaje estremece. Lo sagrado nos deja en silencio.