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Mostrando entradas de abril, 2013

Monstruo de la bañera

Demasiado tarde para descubrir su truco de esconderse entre los pliegues de la cortina blanca y perfumada del baño. Yo lo sospechaba, presentía su existencia repugnante y gelatinosa. Por eso cada vez que entraba al baño corría la cortina, tratando de asegurarme que ningún peligro me acechaba desde el oscuro pozo de la bañera. ¡Qué equivocación la mía!. A veces cuando desconfiaba de la visión despejada de los azulejos verdes, llamaba a mi mamá con la voz algo quebrada. Al segundo ella solía estar allí para tranquilizarme. ¡Qué estupidez la mía! Ella también sabía lo del monstruo, sin embargo actuaba como si mi temor fuera solo producto de la imaginación de un niño. Ya no sabré nunca que motivó ocultarme la verdad. Hasta podría pensar que ella quiso que fuera así, pero es demasiado doloroso para aceptarlo. Ni siquiera tengo tiempo para pensar en otras posibilidades. Si pudieras verme y escucharme mientras relato este final, dirías que estoy loco o que lo imaginé en

Bronca

Odio esas broncas apretadas apiladas en papeles en puñetazos en insultos a empujones broncas que martillan que taladran que se esfuerzan en hacer doler broncas que alambran que trituran que disparan depredan desperdician ensucian con su mugre desaman descarnan escupen me enojan me embroncan me enardecen y a veces llegan tan tarde que amordazan con sus vendas sucias sin dejarme responder Me transpiran las manos se me nubla la vista se me arruga la nariz a veces mi cuerpo es un gesto enojado aunque no haga del enojo mi estilo de vida Me libera decirlo gritarlo hasta que se asome por una hendija un posible arco iris