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Mostrando entradas de marzo, 2012

La trama - Ana Casale

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María teje  en un banco de la plaza, no le tiemblan las manos  ni se queja, mira hacia el sur, blanco y celeste, más allá del horizonte, unas islas  con ríos de piedra. María teje, se detiene en sus pensamientos, vamos a plantar bandera, le dijeron, la hermanita vuelve a casa, ese tibio  sabor a patria. ¡Juremos con gloria vivir! María teje, la lana se corta por lo más débil, otras mujeres le hacen compañía envueltas por olas de arena, en el silencio laborioso.  invocan nombres y  entre las vueltas del hilo,  el miedo  se retuerce. María teje, cascos, frío,  hambre,  fusiles oxidados. la voz de una radio escupe mentiras de batallas ganadas sin cuerpos.  Ellas persisten en su trama de sueños perdidos. María teje, urdido el espanto sin manos ni piernas,  las lágrimas se entrelazan, el cielo se vuelve oscuro y se hace noche cerrada. Una nube de mujeres azules se ahoga de desconsuelo  en el mar del sinsentido, empujadas por la locura y el viento al sur del olvido.

El jardín de los Otamendi

Emilia debía arreglar el jardín de la familia Otamendi. Hacía ya seis meses que la habían contratado y ahora que el diseño estaba listo, su trabajo consistía en mantener ese espacio lo más prolijo y parecido a sus planes . Como era un lugar un poco sombrío, había realizado unas islas de dichondrias, franqueadas por las alegrías del hogar que le agregaban un poco de color, unas monsteras en el fondo, culandrillos y spatifilums en flor. A un costado había colocado un  pequeño estanque hecho con medio barril y algunas plantas acuáticas que le daban algo más de vida.  Había rejuvenecido entre el verde y la tierra revuelta.  Pero algo mucho más fuerte que eso había operado en esa transformación. Julio Otamendi, estaría sentado en el living al lado del ventanal, leyendo el diario como siempre. Emilia sentía que el corazón le latía más rápido en cuanto lo veía. O mejor dicho, en cuanto se levantaba bien temprano sabiendo que ese día tenía que ir a su casa. Después de ese tiempo