Una libélula cruza el otoño por la avenida. Al fresno le tiemblan sus hojas amarillas, el arce coquetea con sus rojos, y llueven flores rosadas de palo borracho. La pobre bicha no sabe a quién mirar y ahí va, de una orilla a otra, espejando al sol con su aleteo, en su efímera vida de insecto. Flamea con el viento loco una bandera de nubes de otoño. Abismo de cielos, cascada de árboles.
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