Una libélula
 cruza el otoño
por la avenida.
Al fresno le tiemblan sus hojas amarillas,
 el arce coquetea con sus rojos,
y llueven flores rosadas
de palo borracho.
La pobre bicha
no sabe a quién mirar
y ahí va,
de una orilla a otra,
espejando al sol
 con su aleteo,
en su efímera vida
                          de insecto.






Flamea con el viento loco
una bandera de nubes
de otoño.
Abismo de cielos,
cascada de árboles.



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