La vaquita de San Antonio y Dafna
Dafna estaba haciéndose muy chiquita en una rama del ombú para que nadie pudiera verla. No podía moverse. Ella y su amiga Violeta esperaban escondidas a que Emilio terminara de contar hasta cincuenta contra la pared del jardín. Emilio salió corriendo al grito de:“¡Punto y coma el que no se escondió se embroma!”. Dafna escuchó sus pasos muy cerca. Mientras tanto unas patitas negras le hicieron cosquillas en su nariz, escalándola como si fuera una montaña. Trató de ver de qué se trataba, pero se puso bizca. Ahora veía dos bolitas en lugar de una, rojas con muchas manchas negras. Tenía que aguantar para no hacer ruido y ser descubierta.La bolita levantó dos de sus patas y se rascó la cabeza. Dafna que seguía muy incómoda en ese lugar, sintió como si un montón de estrellas de metal subieran por su pie derecho.¡De tan quieta el pie se le había dormido! Se abrazó más fuerte a la rama para no caer. En su nariz seguía dan...