Axolote
Sólo a Pachu se le podía ocurrir semejante idea. Mirá que hay mascotas para elegir, más mimosas, más elegantes más, más... Pero no, a ella se le metió en la cabeza que quería un axolote. No debe haber bicho más feo que ése, ¿qué tiene de mascota? Agarrarlo no podés, porque se te resbala como un jabón moj ado y además, si te descuidás, te muerde con esos dientes diminutos y filosos. Ni siquiera sabés si te registra, con esos ojos que parecen cabezas de alfiler con un punto negro en el medio. Ahora ya debe estar por la costanera después de haber atravesado todas las cañerías de la ciudad. Increíble. Cuando llegué a casa el agua me llegaba hasta las rodillas. El patio parecía una pileta. Para conformar a la nena, porque nos veníamos a mudar a esta casa horrible, se le ocurrió prometerle una mascota. Y ahí fue Pachu nomás, que lo vio en el acuario, que parecía un pececito pero con patas, rosado, y en la cabeza unas protuberancias que parecen coronarlo. Claro, ¡Como el rey de los ...