¿Quién?


¿Quién?

Cáscaras, piel de cebolla…

¿Nombre, estado civil, profesión, domicilio…?
No, eso no.
Esperá, tengo más…
La mamá de... la hija, la amiga, la vecina…
La que compra en el chino,
la que lleva el perrito,
la que teje y desteje,
la que se queda sin palabras.
¿No ves la cacerola hirviendo que llevo en la cabeza?

Tengo que parar a respirar y mirar la luna.
El hilo se enreda y cuesta seguir sacando.

La que cree y descree,
la que duda de todo y se acusa sin dudas.
Doscientos seis huesos y
doscientos billones de células,
creen, como vos , que soy una.

Es fácil confundirse desde enfrente.

De este lado,
caos infinito.

Me da miedo trastabillar al borde del pozo.

Al fondo
peces escurridizos,
deseos,
 algunos recuerdos

más allá
las verdades
que nunca se alcanzan.



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