6a.m. salto de la cama, ducha, lavado de dientes ropa ya elegida la noche anterior para no perder tiempo. Dos mates , tres tostadas. Hay que tener todos los sensores atentos. Increíble como el tiempo es, a esas horas, una bandita elástica. un ratito más debajo del agua tibia puede hacerme llegar diez minutos tarde. No me lo puedo permitir.Mochila y afuera. Los porteros lavan la vereda intercambiando chorros de agua y los últimos chismes del barrio; los saludo mientras sigo paso firme hacia la parada del colectivo. La fila es eterna. Muchos de los pasajeros tienen nombre en mi cabeza: la desmayada, el fortachón, el ekeko y así; tomo lista. Palpo los bolsillos buscando la Sube. El chofer sonríe, es amable… ¡es el actor de stand up que vi anoche en el teatro! no se si pedirle que cargue mi tarjeta o me de un autógrafo. ¿Sooos vos? ¡Si! grita alguien, más atrás, ¡Un actorazo! Llego a decirle que me encantó y el me sonríe tímidamente. En segundos vuelve a ser el chofer, como en esas dobles vidas de Hombre Araña o del Zorro.

Ana Casale

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