Se acaba el día




 ¿Qué será del río,

su lámina de plata,

su pliegue lejano 

donde nace el cielo?


Corremos para llegar al trabajo,

saludamos a los apurones,

prendemos la tele,


¡Ay; que se acaba el día!


¿Qué será del humedal, 

del venado, de la garza,

del irupé, del duraznillo?



Apenas tenemos tiempo

de mirar al cielo

para saber si llueve.

Cuando se encienden 

las luces en la calle

nos enteramos que atardece.


¡Ay, que se acaba el día!


¿Qué será del monte

 tejido de ramas

de nidos y cantos?


Todos tenemos a mano

la lista del supermercado,

los trámites que se demoran,

el tiempo que no alcanza,

tampoco el dinero.


¡Ay, que se acaba el día!


Un día, por fin,

despertaremos,

no habrá más río

ni humedal 

ni monte

ni cielo de qué preocuparse.


¡Ay, ese día !


Comentarios

Entradas populares de este blog

Las monedas del abuelo