No guardará

 No guardará

ni para sí
ni para otros
eso que se pudre en la alacena,
el gusano de la ira,
el amor apolillado.
Da un paso,
luego otro,
cabalga cuerpo adentro
hasta encontrarla.
La voz quebrada
pende de un tallo frágil,
la ayuda a salir
de una buena vez.
No desespera,
será
grito,
aullido,
hasta poder
moldearla
como barro
y abrace
a quien tenga que abrazar.

Nunca más,
se dice.
La palabra
encuentra al niño
que tiembla
de miedo
en un rincón,
al náufrago
que huye
del odio,
a la mujer rehén,
a si misma
escondida
entre balbuceos.

Se levanta
junta unas buenas palabras
y las rompe
contra el silencio amurallado.

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