Paseo con mi perra

 Si pudiera viajaría 

con mi perra, todo el día,

 

en un auto multicolor, 


con perfume de frutilla, 


con la ventanilla baja, 


dejar volar sus orejas, 


andar por la carretera, 


escuchando una canción, 


llegar cerquita del mar, 


revolear mis zapatillas 


y correr hasta la orilla, 


patalear y salpicar, 


jugar con una pelota, 


y después meterme adentro, 


mi perra se sentaría, 


porque a ella no le gusta, 


nadar donde está muy hondo, 


un rato me quedaría, 


hamacándome entre las olas, 


que los dedos se me arruguen,

 

la boca se ponga azul, 


tiritando volvería, 


a secarme con toalla, 


como si fuera un panqueque 


y quedarme en el solcito, 


sobre la arena caliente, 


hacer castillo con puente 


para después aplastarlo, 


esconder cosas debajo 


de mi lona de colores, 


para que mi perra encuentre


porque a ella le divierte


ser la perra-detective!


comer ricos sanguchitos, 


con bastante mayonesa, 


tomate, lechuga, queso, 


aceitunas y pepino 


y una cebolla picante,

 

( a mi perra, una salchicha), 


después volver a jugar, 


subirnos a una canoa 


y ponernos a remar 


donde no se vea el fondo 


encontrar peces y pulpos, 


calamares, tiburones 


y cuando se haga de noche, 


en la orilla del mar,


taparnos con la frazada, 

 

mi espalda contra la suya, 


con las estrellas de techo, 


buscar a Las tres Marías, 


señalar La Cruz del Sur, 


y así quedarnos dormidas. 

 

 

 

Epílogo ( solo para nosotros) 

 

Pero como no tengo auto, 


tampoco se manejar, 


el mar nos queda muy lejos 


y nunca aprendí a nadar, 


mi perra mueve la cola, 

 

la vuelta manzana espera, 


yo le pongo la correa 


y salimos a pasear. 

  

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