El mar (a mi primo Jorge)- Ana G Casale

 


Mi primo pintaba  el mar,

querìa contarlo todo,

no le alcanzaban los ojos para mirar

por eso me llevaba hasta la orilla

 ahí nos quedábamos hasta oler a sal,

y llenarnos la mirada con destellos

hipnotizados por el vaivén 

y las transparencias turquesas 

venidas desde el horizonte.

No podía pintarlo

sin sumergirse antes,

sin hundirse en lo profundo.

Cada pincelada era una palabra.

 de matices azules y verdes,

una textura de escamas,

 un movimiento lento y pesado,

lleno de agua.

-¡A que no encontrás a las actinias! - me decía,

y yo le buscaba rojos, cerezas encendidos,

 movíamos los brazos, bailábamos un poco

en una danza de medusas

cruzada por un nautilo solitario,

 en medio del infinito.



Hasta que llegó de la luna

esa foto, la de la bolita lechera

olvidada por algún niño gigante,

eso, éramos nosotros,

tan frágiles,

y ese océano, apenas una gota cósmica.

Con el tiempo,

los corales se volvieron blancos, 

 las redes àvidas llegaron vacías al puerto,

y mi primo ya no quiso pintar,

ni volvimos a jugar en la orilla,

le dolía ese mar desierto 

tan lleno de ausencias. 




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