Música para el alma
Ruido de camillas y atriles desplegándose en un pasillo frío de hospital. Pasos agitados, cierres que se abren. Maderas, metales. –El coro por allá, en orden de voces –dice alguien. Narices de payaso, flores para los instrumentos, grullas para repartir. El chello da su nota al aire, los violines se acomodan. El oboe practica una escala. Las voces se apagan. Una mirada se alza por sobre las cosas y ahí están los afligidos, los enfermeros, las médicas, los empleados, las familias, los niños, los músicos. Se ven las almas, se ve la emoción agitada de la música que entra y sale como una respiración, como oleaje. Un gran manto que envuelve a todos con su oceánica transparencia. Alguien llora, alguien sonríe, alguien abraza, alguien dice gracias.
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