Guardiana
Me incorporo en medio de la noche buscando una bocanada de oxígeno. Los ojos desorbitados, un gusto amargo de pesadilla. Entonces, la veo. Allí está, duerme a mis pies plácidamente. Se que acaba de salvarme de los monstruos intergalácticos. Estiro una mano y le rasco la panza.
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