Mi abuelo, el pescador
LA MAGIA DEL PESCADOR- " A mi abuelo le encantaba ir a pescar y cantar, tanto que desafinaba, los peces salían del mar." Mi abuelo, Don Aurelio, era un hombre emprendedor y entusiasta. Tenía dos pasiones: pescar y cantar. Charco, río o laguna, donde fuera que hubiera un poquito de agua ahí estaba con su caña, su anzuelo y sus lombrices, nunca una red o un medio mundo porque para él eso era hacer trampa. Su otra regla de oro era: “Todo lo que se pesca se come”, así que se cuidaba de no pescar zapatos o latas oxidadas. Le encantaba disfrutar del silencio de la noche en la orilla y después del canto de los pájaros al amanecer. Todos decían que él era el mejor pescador del lugar. Siempre sacaba la mejor pieza o volvía con su bolsa llena de pescados que cocinaba en una sartén grande para su familia y amigos. — Aurelio ¿no me trae algunas de sus lombrices? — le pedía uno, —Aurelio ¿no me daría alguno de sus anzuelos? — le pedía otro y así trataban sus compañeros de des