Autoayuda
Date cuatro o cinco veces la cabeza
contra la pared. Quemá todos los papeles. Juntate con tus amigos y
deciles que ideológicamente son incompatibles con vos, asi que
preferís dejarlos. Lanzá las peores críticas a tu familia,
gritales todo lo que tengas atragantado hasta quedar disfónico. Que
el rencor se apodere de tu discurso mientras ves como de a uno se
levantan de la silla para retirarse y no escucharte más. Decile a tu
mujer que sos muy feliz con tu amante y a tu amante que ni loco te
separarías de tu mujer. Buscá algún paredón solitario y chocá el
auto hasta que ni los del seguro lo puedan reconocer. Abrí el
placard donde tenías acomodada la ropa por color. Meté todo en una
bolsa o dos y salí a correr al cartonero que pasa por la puerta de
tu casa cada noche. Ni llames, ni vuelvas al laburo. Dejá que tu
retiro sea así de sutil. Ahora ya libre de cualquier atadura, buscá
en la góndola de la librería el título más llamativo de
“autoayuda” y mientras te introducís en sus ideas, comenzá a
vivir una nueva vida. Si podés, claro.
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