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Mostrando entradas de abril, 2022

En la calle

Como sobresaltada por mi propia sombra miro a un hombre dormido, un hombre manso, lo arropan hojas lánguidas de otoño, una frazada sucia  lo abraza al suelo frío dándole intimidad a su sueño. La gente insomne lo ignora, tropieza con una  pequeña palabra  amorosa de aire que lo ronda, su única pertenencia,  los ojos de una madre se asoman desde la luna a ver que fue de ese río que trajo a su niño hasta esta esquina.

Bajo la ducha:

    “Matar al ego” ¿Por qué matar? ¿Por qué  a tantas cuestiones de la vida  les ponemos palabras de guerra? Entendí todo mal:  No había que matarlo, solo dejar que se desinfle.  Terminé golpeándome  la cabeza contra la pared, gritándome  palabras horribles, clavándome alfileres,  caminando una y otra vez  sobre maíz, castigada, mientras la vida  que debía sostener  quedaba suelta,  desprotegida. Quiero las cartas  de vu elta: quiero estar atenta  presente, rehabitarme, empezar desde donde se pueda, quiero un ego  que no  corte ni lastime, liviano, suelto, que solo ayude a florecer y a maravillarme  con los otros, con lo simple.