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Mostrando entradas de diciembre, 2024

Empatía

  Empatía Cualquier vecino de Caballito sabe que en la avenida Rivadavia, a la altura del Banco Provincia, salga el sol o llueva, un hombre de traje y anteojos ofrece su mercancía con la dignidad de un árbol :”para cubrir la mesa, para proteger el mantel”.Todo en él es corrección. Una mujer se acerca, le alcanza una bandeja con un almuerzo que huele a comida casera. No lo conoce, sólo sabe que, por alguna razón, está ahí desde siempre. El hombre sonríe, la mira a los ojos y aplaude como un niño agradecido.

El coleccionista

  El Coleccionista En el parque Rivadavia todos conocen a mi abuelo.Cuando él saca nuestro cofre de madera aparecen sus monedas. Entre los coleccionistas me quedo escuchándolo. La de 1960 tiene al cabildo, se la regaló su papá cuando empezó el jardín; la del 78, un estadio de fútbol, la ganó con su primer trabajo, con la de 1820, inventa siempre algo distinto sobre calles de barro y la quinta de los Lezica. Se que por nada en el mundo las vendería. Después desayunamos en el bar de enfrente: café con leche y medialunas.  Cuando sea grande yo también quiero contar historias.

Ley del Talión

 Ley del talión Lourdes es una mujer pequeña pero gigante, orgullosamente aymara. Habla, para oídos sordos, sobre la tragedia de la que es sobreviviente. Una masacre. Obreros y obreras textiles, la mayoría migrantes, trabajando en condiciones miserables junto a sus hijos, en uno de los tantos talleres clandestinos. Maltrato, desidia, esclavitud en pleno siglo XXl. Mientras narra la historia para quienes no quieren escuchar, las palabras van saliendo de su boca como humo de cigarro encendido. Una neblina cada vez más oscura envuelve a quienes pasan sin mirar. El calor es sofocante. Falta el aire. Es ahí cuando Lourdes se convierte en una llama poderosa que arrasa y deja  a los indiferentes mortalmente atrapados.